En un artículo anterior se indican, según el los apuntes del aula huerto para todos, las distintas maneras de preparar caldos para nuestras plantas a modo de protección y tratamiento de plantas. En este Artículo muestro como me gusta preparar a mi la ortiga. Las dosificaciones son variables y aproximadas, y tan solo se pueden aprender con certeza tras el paso de los años y la atención del efecto sobre nuestras plantas. Yo soy partidario de rebajar un poco las dosis indicadas en el artículo enlazado anteriormente en este texto, aunque todo es cuestión de hacer y aprender.
En primer lugar muestro como preparar la ortiga. Necesitaremos la propia ortiga -preferiblemente fresca. En este caso utilizamos una seca pues no es época de ortigas. De la planta utilizaremos los tallos, las hojas y las flores, no así las raíces. Se deben secar en la oscuridad a fin de preservar sus cualidades-. Ponemos la ortiga en el envase -plástico alimentario, madera, etc...-, lo llenamos de agua y lo dejamos en un lugar oscuro durante al menos 48 horas. Es posible tapar herméticamente el recipiente pero yo no lo recomiendo pues es mas fácil que el macerado se pudra y no funcione debido a circunstancias anaerobias. Esto lo sabremos mediante el olor. La ortiga bien preparada tiene un fuerte olor inconfundible, fuerte y un tanto desagradable, pero nunca olor a podrido.
Para aplicar la ortiga muestro en las imágenes un preparado anterior, este de al menos un mes en la oscuridad, que vengo aplicando con anterioridad. El concentrado lo diluiremos en agua -es muy importante: un clásico error de principiante es rociar las plantas con concentrado sin diluir, de consecuencias nefastas-, a razón aproximada del 5 o 10 % de macerado de ortiga sobre agua, a aplicar con el fumigador.
Es conveniente remover bien la mezcla para que la aplicación sea homogénea y a la vez aportemos oxígeno. Una vez hecho esto el macerado esta listo para su aplicación, en plantas y tierra. Recomiendo hacer tratamientos tipo una rociada al caer la tarde cada tercer día durante tres veces consecutivas, o cosas así...
Agradecimientos a Montserrat Trejo, ingeniera agrónoma que me enseño esta práctica -y de o consumo energético- técnica.
En primer lugar muestro como preparar la ortiga. Necesitaremos la propia ortiga -preferiblemente fresca. En este caso utilizamos una seca pues no es época de ortigas. De la planta utilizaremos los tallos, las hojas y las flores, no así las raíces. Se deben secar en la oscuridad a fin de preservar sus cualidades-. Ponemos la ortiga en el envase -plástico alimentario, madera, etc...-, lo llenamos de agua y lo dejamos en un lugar oscuro durante al menos 48 horas. Es posible tapar herméticamente el recipiente pero yo no lo recomiendo pues es mas fácil que el macerado se pudra y no funcione debido a circunstancias anaerobias. Esto lo sabremos mediante el olor. La ortiga bien preparada tiene un fuerte olor inconfundible, fuerte y un tanto desagradable, pero nunca olor a podrido.
Para aplicar la ortiga muestro en las imágenes un preparado anterior, este de al menos un mes en la oscuridad, que vengo aplicando con anterioridad. El concentrado lo diluiremos en agua -es muy importante: un clásico error de principiante es rociar las plantas con concentrado sin diluir, de consecuencias nefastas-, a razón aproximada del 5 o 10 % de macerado de ortiga sobre agua, a aplicar con el fumigador.
Es conveniente remover bien la mezcla para que la aplicación sea homogénea y a la vez aportemos oxígeno. Una vez hecho esto el macerado esta listo para su aplicación, en plantas y tierra. Recomiendo hacer tratamientos tipo una rociada al caer la tarde cada tercer día durante tres veces consecutivas, o cosas así...
Agradecimientos a Montserrat Trejo, ingeniera agrónoma que me enseño esta práctica -y de o consumo energético- técnica.
3 comentarios:
Me parece muy interesante todo lo que he visto, voy a enlazar tu blog si no te parece mal.
Un saludo
muchas gracias. Hago lo mismo con el tuyo.
saludos
Excelente y muy completa la información que nos compartes sobre la ortiga, un saludo!
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